Cláusulas del contrato de alquiler para una mayor tranquilidad
A la hora de alquilar un piso o un local es fundamental que el contrato de arrendamiento recoja unas cláusulas mínimas obligatorias. Analicemos los requisitos legales y las condiciones esenciales que debe cumplir cualquier contrato de alquiler en España.
Además de estas obligaciones formales, existen ciertas cláusulas opcionales que sin embargo pueden proporcionar tranquilidad a ambas partes (arrendador y arrendatario).
Requisitos de un contrato de arrendamiento
Según la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), para que un contrato de alquiler sea válido debe cumplir unos requisitos básicos (1):
- Identificación de las partes: nombre completo, DNI, domicilio, teléfono y correo electrónico del arrendador y arrendatario.
- Identificación del inmueble: dirección, metros cuadrados, uso (vivienda, local, garaje…), referencia catastral.
- Precio del alquiler y forma de pago: cuantía en euros, periodicidad, forma y lugar de pago, actualización anual según IPC, etc.
- Duración del contrato: mínimo 1 año si el arrendador es persona física y 5 años si es jurídica, prórrogas, preaviso.
- Fianza legal: 1 o 2 meses de renta según caso.
- Fecha de inicio y firma de ambas partes.
Estos son los requisitos esenciales que debe cumplir cualquier contrato de arrendamiento para ser jurídicamente válido.
Además de los puntos anteriores, la LAU establece una serie de obligaciones o deberes a ambas partes, que es imprescindible que recoja el contrato (2):
Obligaciones del arrendador o “casero”
- Realizar las reparaciones necesarias para conservar el inmueble en condiciones de habitabilidad.
- Mantener en funcionamiento las instalaciones de suministro de agua, gas, electricidad, calefacción, ascensor, etc.
- Informar de forma clara y con antelación al arrendatario de las obras que vaya a realizar en la finca.
Obligaciones del arrendatario o “inquilino”
- Usar el inmueble de forma adecuada y acorde a lo pactado, siendo una vivienda o un local comercial.
- Abonar puntualmente la renta en la forma y plazos acordados.
- Permitir las reparaciones urgentes, avisando al propietario de cualquier avería.
- Devolver el piso o local en buen estado tras finalizar el alquiler.
El contrato de alquiler es una cuestión fundamental que requiere asesoría legal especializada. Si estás buscando un abogado inmobiliario en Granada que supervise tu contrato de arrendamiento y te asesore para proteger tus derechos e intereses, en ESYA contamos con abogados especialistas en derecho inmobiliario y contratos de alquiler.
Cláusulas opcionales para la tranquilidad de ambas partes
Asimismo, es aconsejable que el contrato de alquiler incluya otras condiciones para que arrendador y arrendatario disfruten de mayor tranquilidad. Estas cláusulas, sin ser exigibles legalmente, ayudarán a proteger los intereses de ambos. Algunas recomendables son:
Autorización o prohibición de tener animales domésticos
El contrato deberá especificar claramente si está permitido al arrendatario tener animales de compañía en la vivienda alquilada. En caso afirmativo, suele acotarse el número máximo y tamaño permitido.
También se indicará que cualquier deterioro causado por las mascotas en el inmueble, como arañazos, manchas, malos olores, etc. deberá ser reparado por el inquilino antes de entregar la posesión al propietario. Asimismo, se señalará la estricta prohibición de que los animales causen molestias a los vecinos.
Posibilidad de subarrendar total o parcialmente la vivienda
El contrato debe señalar si el arrendatario tiene permitido realizar contratos de subarriendo, ya sea de una parte o de la totalidad del piso o local alquilado.
Si se autoriza, se podrá indicar que el subarriendo debe ser comunicado y aceptado expresamente por el arrendador, quién podrá establecer condiciones o vetar los subarrendatarios propuestos. También se señalará que la responsabilidad del pago de la renta y posibles daños recae siempre en el arrendatario principal.
Penalizaciones por incumplimiento
Se establecerán sanciones económicas disuasorias por conductas como demora en el pago de la renta, realización de reformas o daños sin consentimiento del propietario, molestias a vecinos…
Por ejemplo, los retrasos en el pago pueden penalizarse con un recargo del 10% de la renta por cada mes de retraso. O causar daños en el inmueble puede conllevar una sanción económica equivalente al coste de las reparaciones. Las cuantías dependerán de la gravedad y circunstancias.
Pago de servicios y suministros
Indicar claramente si el pago de los gastos de agua, luz, gas, comunidad, basuras, etc. corren a cargo del inquilino o están incluidos en la renta que paga al propietario. Esto evitará malentendidos.
Prohibición de actividades molestas
Especificar que el arrendatario no puede realizar en el piso actividades que supongan molestias para los vecinos como fiestas, música alta, gritos, arrastrar muebles, etc. en horario nocturno.
Conservación de elementos comunes
Obligación del inquilino de hacer un uso adecuado y cuidadoso de elementos comunes como portal, escaleras, ascensor, patios, garaje, trasteros…
Gastos por daños o desperfectos
Dejar claro que cualquier gasto derivado de daños o desperfectos ocasionados por el arrendatario o sus visitantes en el inmueble correrá de su cuenta.
Entrada del arrendador para inspecciones
Establecer que el propietario podrá acceder a la vivienda con previo aviso para realizar inspecciones periódicas del estado de conservación y mantenimiento.
Inventario de bienes que se dejan a disposición del inquilino
Hacer un anexo al contrato en el que se recojan los muebles y demás bienes (lamparas, cuadros, camas, televisión, etc) así como se valoren los mismo con un precio, facilitará la depuración de responsabilidades a la finalización del contrato, ya sea por rotura de algún bien o por pérdida.
Así mismo, en caso de rotura, el haber pactado el valor del bien, dará las seguridad al arrendatario de que su casero no aparezca valorando los bienes en cantidades desorbitadas.
Conclusión
En definitiva, el contrato de arrendamiento es el documento fundamental que delimitará los derechos y obligaciones tanto del casero como del inquilino. Cuanto más detallado sea, mejor protegerá los intereses de ambas partes durante la relación de alquiler.
La inclusión de este tipo de cláusulas, pactadas previamente por ambas partes, ayuda a clarificar numerosos aspectos prácticos y a minimizar malentendidos una vez iniciada la relación de alquiler, por lo que resultan muy recomendables.